Gemma Galgani, curada para expiar las faltas de los pecadores

El 11 de abril de 1903, Gemma Galgani, una joven italiana de veintitrés años, entró en el cielo. A los dieciocho años, Gemma era la chica más guapa de Lucca, si no de la Toscana. Esta belleza la angustia, y más aún a los admiradores que le ha granjeado, quienes, tras seguirla por la calle, se agolpan en torno a sus ventanas, tratando de llamar su atención. Pero hace mucho tiempo, escuchando sólo a su corazón, Gemma eligió a Cristo como único esposo. A través de su ángel de la guarda, Cristo le pidió matrimonio un día que se miraba en el espejo, adornada con sus joyas. Él le dijo con reproche: "Las únicas joyas que adornan a la esposa del Rey crucificado son las espinas y la cruz". Ayudada por el mundo angélico, pero ferozmente combatida por los demonios, cuidará en adelante de no tener ningún otro adorno.

Razones para creer:

• Pocas horas antes de la muerte de su madre, Gemma, de ocho años, estaba rezando en la iglesia cuando oyó una voz, que le resultaría familiar y que descubrió que era la de Cristo, que le preguntaba: "¿Me das a tu mamá?"A pesar de su angustia y sus lágrimas, tuvo el valor de decir que sí. Es difícil imaginar que una niña de aquella edad hubiera podido inventar una frase para expresar su peor temor, la muerte de su madre, o que hubiera podido aceptar, sin ayuda espiritual, lo que para ella era la tragedia definitiva.

• Inmediatamente después de la muerte de su madre, como si el Cielo compensara el sacrificio que había aceptado, Gemma tuvo sus primeras experiencias místicas y progresó tan rápidamente en la vida espiritual que su párroco, sorprendido, la autorizó a hacer la Primera Comunión a los nueve años, mientras que la costumbre -que se mantuvo hasta principios del siglo XX y la reforma de San Pío X- era esperar hasta los once o doce, o incluso más. La pequeña Galgani tuvo que demostrar una madurez excepcional en materia de fe para que este sacerdote hiciera una excepción en su favor.

• Al principio, Gemma no se opone al plan de su padre de buscarle un marido rico, e incluso disfruta con los bonitos vestidos y joyas que le ofrece para presumir de ella. Pero cuando aparece su ángel de la guarda y le reprocha su coquetería y su falta de correspondencia al amor de Cristo por ella, Gemma renuncia a sus galas, se viste con raídas túnicas negras, se vuelve fea y rehúye toda presencia masculina. Este cambio de actitud, cuando sabe que su matrimonio es la solución a las dificultades económicas de su familia, no puede explicarse sin esta visión.

• Tras la muerte de su padre, presionada por su familia, Gemma, que ya no quería casarse, suplicó al cielo que la librara de su belleza. En poco tiempo, su salud empeoró y le diagnosticaron el mal de Pott. Su estado era desesperado. En un mes, carcomida por los tumores óseos causados por esta forma extrema de tuberculosis, quedó irreconocible y sufrió atrozmente.

• Todos los tratamientos fueron en vano, incluido un legrado de los tumores óseos, al que se sometió sin anestesia porque quería sufrir por los pecadores. Desarrolló una mastoiditis y luego un principio de meningitis. El médico le anunció que no pasaría de esta noche. Mientras agonizaba, en medio de la noche, se le apareció un joven religioso pasionista y le dijo: "Gemma, querida hermanita, soy Gabriel, de la Addolorata, y tengo que preguntarte algo en nombre de Dios: ¿quieres que te lleve al Cielo enseguida, o quieres quedarte aquí y sufrir por los pecadores?" Gemma aceptó vivir y expiar las faltas de los pecadores.

• A la mañana siguiente, el médico que había venido a certificar su muerte la encontró en pie, lista para ir a la iglesia a oír misa. Constató el carácter milagroso de esta curación imposible e improbable. El certificado se envió al convento del Gran Sasso, donde Gabriel fue velado, y el milagro se añadió al expediente de su beatificación. No hay explicación para esta curación instantánea. Gemma no tuvo recaídas ni sufrió secuelas hasta su muerte.

• Gemma pasó el resto de sus días enclaustrada en casa, saliendo sólo a la iglesia. Fue allí donde desarrolló una espiritualidad de amor y ofrecimiento que sólo podía ser dictada desde arriba, como atestiguan estos pasajes: "¿Quieres amarme de verdad? Primero aprende a sufrir, el sufrimiento te enseña a amar. La cruz es el trono de los verdaderos amantes".

• Desde su curación, el padre espiritual de Gemma fue un sacerdote entusiasta, el padre Germano, que sería su primer biógrafo y que, ante los extraños fenómenos místicos que rodeaban su dirección, extremaría las precauciones para que no pudiera haber mistificación en estos hechos. Así, cuando Gemma, estigmatizada, revivía la Pasión cada semana, él realizaba exámenes clínicos de las heridas, asegurándose de que no podía tratarse de automutilación o autosugestión.

• Ante la aparición en la habitación de Gemma, fuera de temporada, de ramos de flores, cestas de espléndida fruta y cartas que no había podido enviar o hacer enviar, hizo encerrar y vigilar a la joven, y comprobó que ello no impedía la aparición de estos objetos.

• Gemma murió en 1903 y fue canonizada en 1940, a pesar de que bajo el pontificado de Pío XI -influido por su consejero científico, el arzobispo Gemelli, un antiguo médico incrédulo que se había convertido y hecho sacerdote- los informes de los expertos sobre los fenómenos místicos eran extremadamente severos, como habían demostrado los contratiempos del padre Pío. Así que el Vaticano no debió encontrar nada malo en los extraños episodios de la vida del santo.