Nahed Mahmoud Metwalli, de perseguidor a perseguido

Nahed, directora de una escuela de El Cairo, es una musulmana acérrima que a veces intimida a sus colegas coptos porque no son musulmanes. Lo que le ocurrió en noviembre de 1987 cambió su vida para siempre: Cristo y la Virgen María se le aparecieron varias veces. Convertida, tuvo que huir de su familia y de su país para preservar su seguridad y dedicar su vida a la evangelización a través de su testimonio.

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Razones para creer:

Psicológicamente, la conversión de la joven era, en teoría, estrictamente imposible: procedía de una familia musulmana practicante, gozaba de una posición social muy cómoda antes de 1987 y estaba perfectamente integrada en su entorno socioprofesional.
La aventura de Nahed no fue un descubrimiento abstracto del cristianismo, sino una experiencia mística: la de un verdadero encuentro con Jesús y María, del que la joven puede dar testimonio sin restricciones, más allá de las fronteras confesionales y los tabúes culturales.
En pocos días, Nahed aprendió todo sobre la historia de la Iglesia, la teología y la espiritualidad cristianas, mientras que antes de las apariciones sólo sabía algo de catecismo.
Cuando Nahed vio a Jesús por primera vez, no pudo identificarlo realmente ni nombrar a la persona que le había hablado. Más tarde, cuando vio por casualidad una foto de la Sábana Santa de Turín, se quedó asombrada al ver que era, sin ningún género de dudas, el mismo rostro que había visto unos días antes. Por tanto, estaba segura de que eran Jesús y su madre quienes se le habían aparecido.
La conversión de Nahed tuvo consecuencias importantísimas que afectaron a toda su vida, pero que ella aceptó con fe y esperanza: fue rechazada por su familia, incluidos sus hijos, perseguida por las autoridades de su país, perdió su trabajo y se vio obligada a exiliarse en Europa. Tuvo que hacer frente al peligro diario que suponían las amenazas que recibía...
Esta conversión no puede considerarse un signo de radicalización religiosa: Nahed nunca ha sentido la menor agresión hacia los fieles musulmanes a los que llama sus "hermanos y hermanas". Desde su conversión, nunca ha expresado ningún deseo de poder sobre otras religiones o agnósticos.
El curso de la conversión de Nahed se asemeja a otros acontecimientos bíblicos, empezando por la conversión de San Pablo en el camino de Damasco (visión y palabras de Cristo a un perseguidor de cristianos).

Resumen:

Nahed Mahmoud Metwalli procede de una influyente familia musulmana de El Cairo abiertamente hostil al cristianismo y a los cristianos. No ve con buenos ojos a los coptos de su país y nunca deja de decirlo en público. Casada y con tres hijos, es subdirectora de la principal escuela femenina de El Cairo, con 4.000 alumnas, en el barrio de Zeitoun, cerca de la basílica copta donde tuvieron lugar las apariciones marianas de 1968. En el trabajo, se mostraba hostil hacia los alumnos y colegas cristianos. "Los perseguía muy duramente y los trataba con extrema severidad. Pensaba que era mi deber hacerlo ", confesó tras su conversión.

El 5 de noviembre de 1987, mientras charlaba en su despacho con una secretaria cristiana, Nahed se burló abiertamente de la medalla de María que la mujer llevaba al cuello. De repente, la directora sintió un mareo incontrolable. Las paredes y el suelo de la habitación parecieron desvanecerse en una hermosa luminosidad cuyo origen se desconocía. En un instante, Nahed vio a la Santísima Virgen, vestida y velada de azul, a un metro de distancia. No era un producto de su imaginación, sino una hermosa joven de carne y hueso, cuya mirada la atravesó. Nahed se quedó atónita, como si acabara de recibir una descarga eléctrica. La secretaria, que no vio nada, pensó que la directora estaba enferma. Corrió hacia ella y la salvó de caer al suelo. Nahed volvió pronto en sí. Aquel día no dijo nada de su encuentro, ni a la secretaria ni a nadie.

La noche siguiente fue una larga noche de insomnio. Nahed se preguntaba si estaba perdiendo la cabeza. No se durmió hasta cerca de las cinco de la mañana. Su marido, también desfavorable a los cristianos, le parecía extraño. Al día siguiente, 6 de noviembre, mientras se esfuerza por trabajar sola en su despacho con la puerta cerrada, un fuerte olor a incienso inunda de repente la habitación. Mira hacia la pared opuesta a su escritorio y ve, a pocos pasos, a un hombre que nunca había visto antes pero que, como explicaría más tarde, era un ser humano real, cuyo físico estaba fuera de toda duda. El desconocido está vestido de blanco, con barba y pelo largo. Al igual que la aparición del día anterior, mira fijamente a Nahed con sus dos extraordinarios ojos. La aparición le dijo en árabe: "Estate tranquila, tendrás una misión que te será revelada a su debido tiempo". Luego la aparición desapareció, dejando a la directora completamente desconcertada.

"¿Quién podía ser esta persona a la que ni siquiera oí entrar en el despacho? ¿Cómo se las arregló para disolverse en el aire? ¿Qué misión podría tener?" Intentó hacer acopio de todos sus conocimientos sobre la tradición coránica... Pero no había nada ni remotamente parecido a lo que acababa de experimentar. Era demasiado para ella, sobre todo porque seguía sin poder poner nombre al rostro de su aparición. Evidentemente, ya había visto representaciones de Jesús y de santos cristianos, aunque en número limitado, pero esta vez ya no se trataba de una imagen, y menos aún de una ilusión óptica.

Durante los días siguientes, consiguió ir al colegio, pero se mantuvo alejada de sus compañeros y se encerró durante horas, pidiendo que no la molestaran. Sin darse cuenta, su comportamiento había cambiado. Unos días más tarde, se topó con una foto de la Sábana Santa. Se le heló la sangre. El hombre de la foto era absolutamente idéntico al que había aparecido en su despacho. Es la primera vez en su vida, dice Nahed, que veía una reproducción de la imagen del famoso sudario. Sobre su aparición, añade: "Es él, pero mucho más hermoso". Estaba segura: Cristo y su Madre habían venido a ella, completamente ignorante de la fe cristiana, que hasta entonces había despreciado.

Pero Jesús y María no sólo manifestaron "físicamente" su presencia a Nahed: cambiaron su visión de la sociedad, de la gente, de la vida; le enseñaron en un instante a ver el mundo como lo ve Jesús y a creer en él amando a sus semejantes. Le enseñaron, de forma misteriosa pero completa, el contenido del catecismo de la Iglesia, a pesar de que nunca había leído un solo pasaje del Evangelio. Desde entonces, Nahed sintió un impulso irresistible de seguir a Jesús. "¿Qué tengo que hacer para empezar?"Estaba totalmente aislada en esta aventura: en su entorno profesional, en su familia, en su país, en su cultura...

Algún tiempo después, Jesús se le apareció de nuevo, sentado en un trono indescriptible. Nahed quiso unirse a él. El Señor le preguntó tres veces: "Entonces, Nahed, ¿se acabó? ¿Se ha acabado de verdad? ¿Estás segura?" Y ella, abrumada, le responde tres veces: "Sí, ¡todo ha terminado!" Nahed se quedó de piedra. De perseguidor a converso en un instante. Su corazón acababa de cambiar. A partir de entonces, su actitud negativa hacia los cristianos cambió radicalmente. Ahora se rodeaba de coptos, mujeres, hombres, laicos y sacerdotes. En el trabajo ya no la reconocían.

Sabe que, en su entorno original, una conversión así equivale a apostasía. No se lo dijo a ningún miembro de su familia, ni siquiera a sus propios hijos. Gracias a sus nuevos amigos, fue conducida a una parroquia copta a la que acudía discretamente siempre que podía. Allí pidió ser bautizada, pocas semanas después de las apariciones.

Fue bautizada en 1988. Desde entonces, Nahed, antigua perseguida, se ha convertido en objeto de persecución en su país e incluso en el seno de su familia. Primero fue expulsada de su escuela. Su marido, implicado en la vida pública egipcia como agente de seguridad de políticos, la repudió, al igual que sus hijos, a excepción de su hija. Es vigilada, espiada y citada por la policía. Para ganarse la vida, se ve obligada a trabajar en secreto, ya que carece prácticamente de estado civil. Se ha convertido en una extraña en su tierra natal, con prohibición de salir del país. Pasan los meses. Nada alteró su fe ni su esperanza. Con la ayuda de los cristianos de El Cairo, sobrevivió como pudo. Incluso escapó a varios intentos de secuestro.

Aprovechando el apoyo de amigos cristianos exiliados, abandonó Egipto en secreto rumbo a un país europeo. Nunca volvió a pisar su país natal.Se dedica a la evangelización, empezando por la de los musulmanes que viven en Europa, mediante su testimonio oral y escrito y el ejemplo de su vida, puesta bajo la mirada de Dios: "La fe cristiana me ha aportado una paz y una alegría increíbles, desconocidas en el Islam [...]. El cristianismo es una vida digna de los ángeles. Que el Señor conceda su luz a todos los hombres para que conozcan su verdad y su amor", repite a menudo.

Ella, que nunca había abierto una Biblia antes del 5 de noviembre de 1987, da conferencias sobre la fe cristiana, Jesús, María y el Corán, etc.

Patrick Sbalchiero

Más allá de las razones para creer:

La conversión radical de Nahed y el vuelco de su perspectiva espiritual y moral no pueden explicarse sólo por la psicología, sobre todo porque, desde ese acontecimiento, su vida ha estado marcada por la fe, la caridad y la esperanza, a pesar de la dura persecución de que ha sido objeto.

Ir más lejos:

N.M. Metwalli, Ma rencontre avec le Christ (Mi encuentro con Cristo), París F.-X. de Guibert, 1994.

Más información:

N.M. Metwalli, Lettres à mes frères et sœurs musulmans (Cartas a mis hermanos y hermanas musulmanes), París, F.-X. de Guibert, 2006.
Id, Une Égyptienne musulmane convertie au christianisme (Una musulmana de Egipto convertida al cristianismo), París, L'Harmattan, coll. "Théologie et vie politique de la terre", 2008.
El artículo de Aleteia: "Conversion fulgurante : Nahed Mahmoud Metwalli, la " saint Paul " égyptienne" (Conversión fulgurante: Nahed Mahmoud Metwalli, la "San Pablo" egipcia)