Isère (Francia)
19 de septiembre de 1846
En La Salette, María llora junto a los pastores
El sábado 19 de septiembre de 1846, hacia las tres de la tarde, mientras dos jóvenes pastores apacentaban sus animales en lo alto de la pequeña aldea de La Salette-Fallavaux, Francia, se les apareció entre lágrimas una hermosa mujer que les dirigió un largo mensaje en el que les reprochaba las actitudes impías que proliferaban entonces en la región. La aparición de la Virgen María en La Salette fue reconocida por las autoridades eclesiásticas en 1851, tras una investigación innovadora y particularmente minuciosa. Hoy en día, La Salette es la segunda mayor peregrinación de Francia, después de Lourdes, y una de las mayores de Europa.
Vista general del santuario de Notre-Dame-de-la-Salette / © CC BY-SA 4.0/Daniel Culsan
Razones para creer:
- El relato de la aparición fue escrito al día siguiente del suceso en presencia del párroco de La Salette. Ninguno de los relatos posteriores muestra la menor ambigüedad, contradicción o modificación del discurso que pudiera ser signo de una ficción inventada.
- En 1846, la práctica religiosa en la región estaba en declive, el descanso dominical se respetaba poco, se ignoraba el culto mariano y la documentación histórica revela un hábito de blasfemia bastante extendido. Las palabras de la Virgen denunciando estos comportamientos no pudieron ser inventadas por los niños: no tenían la retrospectiva necesaria para comprender la sociología religiosa de Isère en aquella época. Por tanto, una tesis pseudopsicológica sobre la exacerbación del fervor religioso causante de ilusiones y delirios carece de fundamento.
- Aunque el tema de la Virgen llorosa ya estaba presente en algunas imágenes piadosas a principios del siglo XIX, seguía siendo excepcional antes de 1846. Sobre todo, la actitud de María sentada y los detalles vestimentarios, ornamentales y psicológicos son únicos, desconocidos en la pintura religiosa y en el mundo de los libros antes de la aparición.
- No hay motivo alguno para que el clero o los habitantes urdan un engaño. Lejos de suscitar un entusiasmo unánime, las palabras de la aparición denunciando la falta de fe fueron criticadas por primera vez en las décadas siguientes entre la población local. Al hablar de la aparición desde el púlpito al día siguiente del suceso, el párroco de La Salette se atrajo la animosidad, y los videntes fueron acosados durante muchos meses.
Las palabras de la aparición no inventaron nada en términos de piedad o liturgia, sino que actualizaron el Evangelio, invitando a rezar el Padre Nuestro y el Ave María. Nuestra Señora de La Salette hablaba en parte en un dialecto local que los dos videntes dominaban mejor que el francés. El mensaje, sin embargo, no era sólo para la gente de la región, sino para la Iglesia universal: "Hijos míos, ¡contádselo a todo mi pueblo!" decía la aparición.
- Las curaciones inexplicables que se produjeron en las primeras semanas después de la aparición también fueron tenidas en cuenta por las autoridades eclesiásticas y civiles.
- La autenticidad de la aparición, confirmada definitivamente el 19 de septiembre de 1851 por Mons. Philibert de Bruillard, obispo de Grenoble, fue confirmada por segunda vez en 1855 por su sucesor, Mons. Jacques Ginoulhiac. Este doble reconocimiento es único en la historia del cristianismo.
- La huella cultural dejada hasta hoy por la aparición descarta la idea de una ficción infantil o de una mentira: Veuillot, Bloy, Huysmans, Maritain, Claudel, Péguy, Bernanos y Renan evocaron la experiencia sobrenatural en sus respectivas obras.
Resumen:
El sábado 19 de septiembre de 1846, dos pastorcillos, Mélanie Calvat, de sólo 15 años, y Maximin Giraud, de 11, apacentaban sus animales en lo alto del pequeño pueblo de La Salette-Fallavaux (734 habitantes en aquella época), a 1.769 metros de altitud, en el sur de Isère. Se trata de una zona de alta montaña donde reinan el silencio y la soledad.
Hacia las tres de la tarde, los dos niños vieron aparecer una magnífica luz en cuyo centro vieron a una "hermosa dama" llorando, con la cabeza, la cintura y los pies rodeados de rosas, y que llevaba un gran crucifijo en el pecho y una pesada cadena sobre los hombros. "Si mi pueblo no quiere someterse, me veo obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy obligada a rogarle sin cesar por vosotros y vosotros no hacéis caso. Por más que recéis, por más que hagáis, jamás podré compensar las molestias que he asumido por vosotros. Os he dado seis días para trabajar, me he reservado el séptimo y no me lo quieren dar [...] los que conducen los carros no saben jurar sin poner el nombre de mi Hijo en medio...", dice la aparición a los dos pastores en francés.
Es posible que Maximin y Mélanie hayan sido testigos de vez en cuando de estas alusiones a actitudes irrespetuosas en la región, incluso en sus propias familias. Pero los dos niños no son en absoluto capaces de conceptualizar estas formas de impiedad: su perímetro de vida, limitado a una zona de unos treinta kilómetros alrededor de La Salette, no les permite en modo alguno observar y sobre todo analizar tales carencias religiosas -como el declive de la práctica del descanso dominical. Su "biotopo" cultural y la escasez de la enseñanza catequética que han recibido les hacen incapaces de distorsionar, tergiversar o incluso sobrepujar lo que perciben como el aspecto fenomenal de la "bella dama" y la dimensión evangélica de sus palabras. Se encontraron a María como lo harían con alguien a quien conocieran. A diferencia de un relato ficticio, su testimonio escapa a la labor distorsionadora de la memoria y a una reconstrucción narrativa de los hechos.
Hasta ahora, la aparición ha hablado en dialecto, que los niños entienden mejor que el francés. En el resto del mensaje se mencionan las realidades agrícolas de la región, muy difíciles en aquella época: "Si la cosecha se pierde, sólo es por vuestra culpa. Os lo demostré el año pasado con las patatas, pero no me hicisteis caso. Al contrario: cuando encontrabais patatas estropeadas, jurabais metiendo el nombre de mi Hijo en medio [...] este año, por Navidad, no habrá más". Se trata de una invitación a la conversión, en la oración y en el retorno a las enseñanzas de la Iglesia, todo ello, nociones que los dos pastores son incapaces de formular con sus herramientas mentales.
Este es el sentido del resto del mensaje, pronunciado esta vez en francés: "Si se convierten, las piedras y las rocas se cambiarán en montones de trigoy las patatas se encontrarán sembradas por las tierras". El mensaje no es etéreo, desconectado de la realidad de los niños. Al contrario, refleja su vida cotidiana: "En verano, sólo algunas mujeres mayores van a misa. Las demás trabajan los domingos durante todo el verano y el invierno [...]. Sólo van a misa para burlarse de la religión. Durante la Cuaresma, van a la carnicería, como perros".Por último, María describe hechos que sólo ellos conocen, como la anécdota del trigo podrido encontrado "a media hora de Corps", allí donde vivía Maximin. La historia está contada con todo lujo de detalles, ¡incluidas las palabras de su padre!
Hay otro punto importante: aunque las representaciones de la Virgen llorando existían en Francia antes de 1846 -en el contexto de la Restauración y gracias a los avances en la fabricación de imágenes, como la litografía-, es imposible que los niños las vieran con sus propios ojos, ya que los centros de producción de estas formas artísticas estaban muy lejos de La Salette (de 1851 a 1869, París proporcionó el 88% de la producción francesa de imágenes de la Virgen llorando). La fisonomía de María, los objetos que lleva, la presencia detallada y no meramente simbólica de los instrumentos de la Pasión, el tamaño inusualmente grande de su crucifijo, su postura sentada mientras llora: todos estos son elementos que no se podían encontrar antes de 1846 en las representaciones e imágenes piadosas europeas que mostraban a la Virgen llorando. ¿Cómo pudieron inventar los niños estos detalles?
Al día siguiente de la aparición (domingo por la mañana), los niños contaron su aventura al párroco de La Salette, quien tomó las primeras notas manuscritas de los hechos, que mencionó en su homilía del día. Por la noche, tres adultos grabaron el relato de la aparición en presencia de Melanie sola, ya que Maximin había sido llevado de vuelta a su familia en Corps. Este texto, conocido como la "relación Pra" (Baptiste Pra, maestro de Melanie, estaba presente aquella noche). Es el relato más antiguo de que disponemos. Todas las versiones posteriores son prácticamente idénticas, empezando por el documento redactado unas semanas más tarde por el abate Mélin, párroco de Corps. En él constata la ausencia de "engaño o mentira".
El 22 de mayo, el Juez de Paz de Corps, en presencia de un secretario, interrogó a los dos videntes por separado. Su informe fue enviado a la fiscalía de Grenoble, que decidió abandonar la investigación. En octubre, el nuevo párroco de La Salette, el padre Louis Perrin, interroga sucesivamente a los niños y da testimonio de la inalterabilidad de sus relatos desde el día de la aparición.
En febrero de 1847, el abate François Lagier, párroco de Saint-Pierre-de-Chérennes y especialista en dialectos regionales, entrevistó durante horas a Mélanie y Maximin. De estas entrevistas salió completamente convencido de la autenticidad de los relatos: el vocabulario, la sintaxis y la gramática del dialecto utilizado por la aparición superaban las capacidades naturales de los pastorcillos.
Los videntes no tardaron en revelar que la Virgen les había confiado un "secreto" por su nombre: el secreto de Melanie era desconocido para Maximin, y viceversa. El 12 de octubre de 1846, sin saberlo hasta esa fecha, los dos niños se revelaron mutuamente la existencia de este secreto. El texto de estos secretos, redactado en el obispado de Grenoble, fue enviado al Papa Pío IX, que lo leyó el 18 de julio de 1851. Las sucesivas versiones de estos secretos (tres de mano de Maximin y cinco de Mélanie) han sido cotejadas y analizadas.
El 14 de noviembre de 1846, Mons. Philibert de Bruillard, obispo de Grenoble, presenta a su clero los documentos que obran en su poder. El 19 de julio de 1847, la respuesta regional y luego nacional a las primeras curaciones llevó al prelado a abrir una investigación canónica. El 13 de diciembre siguiente, los miembros de la comisión se pronunciaron a favor de la aprobación oficial de la aparición. Hubo que esperar hasta el 19 de septiembre de 1851 para que una carta episcopal proclamara la autenticidad de la aparición a Melanie y Maximin, que, según este texto, presentaba "todas las características de la verdad ". En 1855, el obispo Jacques Ginoulhiac creó una nueva comisión de investigación, tras la cual confirmó este reconocimiento.
Ya en 1848, tres años antes de la proclamación pública mencionada, el obispo de Grenoble autorizó la creación de una cofradía de "Notre-Dame Réconciliatrice", vinculada desde entonces al santuario, cuya primera piedra se colocó el 25 de mayo de 1852. Los "Misioneros de Nuestra Señora de La Salette", congregación de derecho pontificio, vieron aprobada definitivamente su constitución en 1909 por el papa San Pío X. Las obras del santuario actual se extendieron entre 1852 y 1879. El 20 de agosto de 1879, la iglesia del santuario, que pronto sería elevada al rango de basílica menor, fue consagrada en presencia de decenas de obispos y sacerdotes y de miles de fieles.
Ir más lejos:
Jean Stern, La Salette: documents authentiques, París, Le Cerf, 1980-1991, 3 vols.