Las profecías cumplidas del monje Abel para Rusia
El monje Abel, nacido en 1757 y de vida eremítica, dedicó su vida a la espiritualidad. Sus dotes adivinatorias le permitieron escribir tres libros en los que vaticinaba diversos acontecimientos de la historia rusa. Sus profecías le valieron más de veinticinco años de cautiverio. El monje Abel murió en 1841, y sus profecías escritas permanecieron ocultas durante mucho tiempo en una caja sellada guardada en una habitación del palacio de Gatchina.
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Razones para creer:
- Todas las profecías predichas por el monje Abel se hicieron realidad: anunció el día y la hora exactos de la muerte de la emperatriz Catalina II, profetizó el asesinato de Pablo I y su fecha, predijo la toma de Moscú por los ejércitos de Napoleón con diez años de antelación, etc.
- Tenemos documentos escritos por el monje, así como relatos de testigos presenciales (en particular del general Ermolov) que atestiguan que las profecías se hicieron antes de los hechos reales. Algunas de las profecías se refieren a acontecimientos del siglo XX, como las dos guerras mundiales y la Revolución Rusa.
- El comportamiento de los sucesivos zares hacia el monje Abel confirma que no le consideraban en absoluto un charlatán: se le tomaba muy en serio y se le miraba con respeto o temor.
- El monje Abel permaneció fiel a su fe a pesar de las numerosas persecuciones que sufrió a lo largo de su vida.
Resumen:
Vasilyev nació en marzo de 1757 en el seno de una familia modesta en Akulouvo, cerca de Tula (Rusia). Desde muy joven mostró un gran interés por la espiritualidad. A los diecinueve años, abandonó a su familia para viajar por Rusia, sin ningún objetivo concreto. Nueve años más tarde, ingresó en el monasterio de Varlaam, donde tomó el nombre de Abel. Vivió como ermitaño en una casa apartada del monasterio. Tras dos años de esta vida recluida, adquirió el don de la adivinación a través de voces que le advertían de acontecimientos venideros. Anotaba todo lo que le era dado saber. Su superior, el padre Nazzari, le pidió que le entregara su trabajo y, ante su "aterrador" contenido, lo transmitió a la policía, que inmediatamente mandó detener al monje.
El general Makarov, jefe de la seguridad, interrogó a Abel en marzo de 1796. La policía secreta consideró que el libro "comprometía el honor y la reputación de la emperatriz [Catalina II]". Catalina II se opuso a la ejecución del monje y prefirió encerrarlo en la fortaleza de Chlisselbourg, donde pasó los nueve años siguientes hasta la muerte de la Emperatriz, en el día y la hora exactos que Abel había anunciado, como atestiguaría el general Ermolov.
Tras conocer a Abel, el sucesor de Catalina II, Pablo I, lo indultó y lo trasladó a un monasterio donde fue mantenido a expensas del nuevo Zar. Allí, sin embargo, el monje escribió un nuevo libro en el que anunciaba que Pablo I iba a ser asesinado. El zar hizo encerrar a Abel en la Fortaleza de Pedro y Pablo de San Petersburgo y le interrogó sobre el futuro del país y su propio destino. En la noche del 11 al 12 de marzo de 1801, Pablo I fue asesinado, de nuevo en la fecha exacta que Abel había predicho.
Alejandro I sucedió a Pablo I. El nuevo zar liberó al monje, que escribió un tercer libro de revelaciones en el espacio de catorce meses. En 1802, anunció que Napoleón entraría en Moscú con su ejército. Abel fue encerrado de nuevo hasta que sus profecías se hicieron realidad. Fue liberado en 1813, tras once años de cautiverio. Peregrinó a Jerusalén, Constantinopla y el Monte Athos, y viajó por Rusia hasta que el nuevo zar, Nicolás I, lo hizo prisionero y lo envió al monasterio del Salvador San Eutimio de Souzdal, donde pasó los últimos quince años de su vida antes de morir en 1841 a los 83 años. Pero sus profecías no acabaron ahí.
Tras su toma de posesión, el nuevo zar Nicolás II acudió a la pequeña habitación del palacio de Gatchina, cerca de San Petersburgo, donde se guardaba el manuscrito del monje. Dentro encontró un papel en el que estaba escrito: "Abre esta caja, descendiente mío, el 11 de marzo de 1901. Dentro encontrarás las profecías del monje Abel que ya se han cumplido, así como las que aún están por cumplirse. Cuando las hayas leído, sella de nuevo la caja para que tus descendientes puedan leerla a su vez".
Nicolás II constató que, efectivamente, las profecías del monje Abel se habían cumplido con asombrosa exactitud. Además de los anuncios de la muerte y el avance de Napoleón, el texto contiene profecías sobre el futuro de Rusia y del mundo, algunas de las cuales parecen predecir ciertos acontecimientos del siglo XX, como las dos guerras mundiales y la revolución rusa.
Nicolás II hizo sellar de nuevo la caja, como había pedido Pablo I, sin divulgar nunca su contenido. La caja permaneció oculta durante muchos años, hasta que en 1950 fue encontrada en los archivos del palacio de Gatchina, para regocijo de los historiadores.
Ir más lejos:
Libro de Daniel H. Shubin, Abel, The Russian Monk and Seer, Paperback, 2019.