Quirófano del Hospital de Bicêtre
Junio de 2017
Chantal, invitada a la corte celestial
Chantal Bonhomme padece una forma grave de anemia falciforme, una enfermedad genética dolorosa e incurable. En 2017, su enfermedad se complicó con un doble derrame cerebral que la envió a la mesa de operaciones, donde tuvo una experiencia cercana a la muerte (ECM). Vio el cielo y oyó a Jesús hablarle, explicándole por qué había sido enviada de vuelta a la Tierra. Chantal abandonó con gran pesar el lugar pacífico y sin dolor que acababa de descubrir. Desde entonces, su vida se ha visto transformada por su encuentro con Cristo.
Unsplash / Michael Kroul
Razones para creer:
El comportamiento de Chantal cambió radicalmente tras su "pequeño viaje a la corte celestial". Es evidente que se esfuerza por conformar su vida a lo que Cristo le ha pedido; esto pesa a favor de la sinceridad de su testimonio: "Mi vida ha cambiado totalmente porque hoy, todo lo que hago está en relación con el Señor". En particular, se ha comprometido a ayudar a los niños de Togo y a los enfermos de anemia falciforme.
- Chantal conoce los detalles de una discusión entre su hermana y una enfermera, que no habría podido escuchar en términos humanos. En el momento de los hechos, se encontraba en el quirófano, bajo anestesia general, físicamente incapaz de percibir nada de esto, salvo por gracia sobrenatural. Este elemento también da credibilidad a su testimonio.
Cuando se encontró con Jesús, Chantal no tuvo dudas sobre la identidad de la persona que estaba ante ella: "Siento una presencia. Es una presencia muy fuerte y estoy convencida de que es Jesús. Jesucristo estaba allí. No necesitó presentarse. Lo sentí, era él." Tal certeza nos interpela.
- La descripción de Chantal de la corte celestial es coherente con el dogma católico.
La salud de Chantal experimentó una inexplicable mejoría tras el IME. Las secuelas de sus accidentes cerebrovasculares habían desaparecido sorprendentemente y sus síntomas de anemia falciforme habían disminuido considerablemente. Antes de su ascensión a la corte celestial, sufría cuatro o cinco ataques al año que requerían hospitalización; ahora sólo tiene dos cada cinco años: "Dejaré que ustedes juzguen...".Sin embargo, la anemia falciforme es una enfermedad crónica e incurable, que suele ir acompañada de graves complicaciones con consecuencias irreversibles.
Tras su encuentro con Jesús durante la ECM, Chantal describe una relación viva con una persona real: "Jesús es hoy para mí un amigo fiel: siempre está ahí cuando lo necesito, todos los días. Puede que sea invisible, pero en mi corazón me habla y me guía".
Resumen:
Chantal nació en Togo y padecía una forma grave de anemia falciforme (forma homocigótica) desde su nacimiento. Llegó a Francia en los años noventa, cuando tenía diecisiete años, y consiguió grandes logros a pesar de su grave enfermedad: sacó un máster en Derecho y obtuvo un puesto de analista en un importante banco francés. Como su enfermedad es casi invisible, Chantal la oculta siempre que puede. En el trabajo, por ejemplo, sus compañeros desconocían sus preocupaciones. En aquella época, su relación con Dios era mecánica: rezaba, pero sin mucho fervor: "Rezaba como si me lavara los dientes".No tenía una relación personal con Dios.
Un día de junio de 2017, toda su vida cambió. Sintió un crujido en la nuca, seguido de un dolor inmenso. Le dijo a su hermana, que estaba presente, que no se sentía bien. Chantal perdió el conocimiento y su hermana llamó a los bomberos y a la ambulancia, que la llevaron al hospital.
En un principio, Chantal fue tratada como si sufriera una crisis drepanocítica típica. Finalmente, los médicos del Hospital Tenon se dieron cuenta de que en realidad había sufrido una doble rotura de aneurisma, que requería una intervención quirúrgica urgente. Chantal estaba preparada para la operación. El anestesista le advierte: "Vamos a entrar", y Chantal se persigna. Antes de terminar, se siente salir... y llega a un lugar desconocido, lleno de silencio y de una paz indescriptible. Se siente como en casa.
Estaba de pie en una plataforma. Delante de ella, ve a miles de personas vestidas con túnicas blancas, colocadas en semicírculo en filas sucesivas: "De sus corazones salían toda clase de luces de todos los colores". En cuatro filas, hay otras personas, en un orden similar al de las demás, pero con una diferencia notable: de ellas no emana ninguna luz y sus túnicas no son blancas, sino grisáceas y apagadas.
Entonces Chantal oye una voz. Inmediatamente se convence de que es Jesucristo quien le habla. No tenía ninguna duda. Él le dijo: "Puedes mirar, pero no estás preparada para incorporarte. Porque quiero que seas un ser de luz, y para eso te envío de vuelta a la tierra. Para varias cosas: para perfeccionar tu alma, para ayudar a los indigentes, a los afligidos, a los desfavorecidos y a los enfermos". Pero Chantal no tiene ningún deseo de abandonar este maravilloso lugar: se siente tan bien... Piensa en el sufrimiento que hay en la tierra y lo compara con la serenidad y el bienestar que siente aquí. "Como alguien que ha vivido con anemia falciforme durante cuarenta y cuatro años, por una vez no tenía dolor. Y Jesucristo me pedía que volviera a la tierra. Inmediatamente, egoístamente, pensé en mi dolor. Dije no". Chantal dijo no a Jesús dos veces.Ala tercera petición de Jesús, Chantal aceptó volver a la tierra.
Mientras Chantal estaba en la corte celestial, fue consciente de una conversación que tenía lugar en la tierra sobre ella. Los médicos le dicen a su hermana que sólo se trata de reparar dos aneurismas rotos, y que la operación no durará mucho. Pero la operación dura más de lo previsto. Preocupada, la hermana de Chantal llama al quirófano: el cirujano se niega a parar y una enfermera del quirófano habla con ella. Mientras Chantal duerme en el quirófano, oye esta conversación: "Ése es el misterio. No sé cómo explicarlo. Pero es un misterio. Es Dios".Esta señal da credibilidad a la historia de Chantal.
Cuando Chantal volvió en sí tras su ECM, se encontró a sí misma cambiada. Algunos rasgos de su carácter se borraron (su resentimiento); cambió su forma de vestir, de comportarse... Si lo que había vivido hubiera sido sólo fruto de su imaginación o de las drogas que le habían inyectado, esta experiencia no habría dejado una huella tan real y tan fuerte en su ser, transformándola radicalmente.
A Chantal le gusta hablar de su ECM como "su pequeño viaje" reconociendo al mismo tiempo el carácter extraordinario de lo que vivió: "Fui invitada a la corte celestial". Desde entonces, se ha esforzado por hacer lo que Jesús le pedía, en particular trabajando en la creación de orfanatos en Togo y para una asociación que lucha contra la anemia falciforme.
Chantal Bonhomme, a partir de un testimonio dado en el canal YouTube de Notre-Dame-de-la-Lumière.
Más allá de las razones para creer:
El testimonio de Chantal es un admirable recordatorio de la meta final de nuestras vidas y de la necesidad de prepararnos para ella. "Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora" (Mt 25,13): la conversión es una cuestión de urgencia.
Ir más lejos:
Chantal Bonhomme, De la nuit à l'amour. Petit voyage mystique au cœur de la maladie, Éditions Emmanuel, 2018.