Las fuentes rabínicas dan testimonio de los milagros de Jesús

Resumen:

Los Talmud de Jerusalén y Babilonia son las dos obras más importantes del judaísmo rabínico. Compuestos de dos partes -la mishná,escrita en hebreo, y la guemará, escrita en arameo- sirven de fundamento a la ley judía, y es su estudio lo que constituye el núcleo de la formación de los rabinos. Por desgracia, la complicada historia entre judíos y cristianos ha llevado a la censura de ciertos pasajes relacionados específicamente con Jesús y los cristianos, y a la circulación de citas falsas que alimentan el antisemitismo. Por ello, es necesario ser muy prudente al abordar este tema y remitirse a las ediciones universitarias de estas obras. Una vez tomadas estas precauciones, el examen de estas fuentes, completado con otros libros de la literatura rabínica antigua (Midrashim, Tosefta, etc.), nos proporciona información importante sobre Jesús y las primeras generaciones de cristianos.

El propio Jesús es mencionado en varios textos de la literatura rabínica. Los textos son polémicos. Le acusan de haber aprendido magia en Egipto y de utilizarla para descarriar al pueblo de Israel. Aunque esta presentación es negativa, es especialmente interesante observar que los rabinos no pretendían negar los milagros realizados por Jesús, sino que le acusaban de haber utilizado poderes demoníacos para realizarlos. Esta acusación concuerda con el testimonio de los Evangelios, que mencionan el hecho de que los adversarios de Jesús le acusaban de expulsar demonios en nombre del príncipe de los demonios (Mt 10,25 y Lc 11,15).

Otro hecho importante es la ejecución de Jesús. Ésta se menciona en el Talmud de Babilonia (Sanedrín 43a), que la data en la víspera de Pascua, lo que concuerda con la cronología del Evangelio de Juan.

Más allá de la persona de Jesús, varios textos atestiguan que los cristianos realizaban milagros en su nombre. También en este caso, estos milagros son reconocidos. Uno de los episodios más famosos se refiere al rabino Eleazar Ben Dama, sobrino de otro rabino, R. Ismael, que fue mordido por una serpiente. Quiso ser curado por un cristiano, Jacobo, que utilizó el nombre de Jesús. Pero su tío, Rabí Ismael, rechazó la cura y prefirió dejar morir a su sobrino. Esta historia se relata en al menos cinco fuentes rabínicas. La acción tuvo lugar, sin duda, a finales del siglo I o principios del II, ya que Rabí Ismael vivió entre los años 65 y 135. Demuestra que, incluso en esta época, los rabinos sabían que los discípulos de Jesús curaban a los enfermos en su nombre y que estas curaciones eran eficaces, ya que se veían obligados a prohibir a los judíos que recurrieran a ellas por miedo a que se convirtieran tras ser curados milagrosamente.

Otro relato, recogido por al menos cuatro fuentes rabínicas, da testimonio de estas curaciones. El nieto de Rabí Yehoshuah ben Levi se estaba muriendo después de tragar algo. Un cristiano lo curó en nombre de Jesús. Cuando Rabí Yehoshuah ben Levi llegó y supo que su nieto había sido curado en nombre de Jesús, exclamó que habría sido mejor que su nieto hubiera muerto, y así fue. La historia tiene lugar un siglo o siglo y medio después de la anterior, ya que Rabí Yehoshua vivió entre 225 y 260 aproximadamente. Se le considera uno de los más grandes rabinos de su generación. Podemos ver que el poder de curar en nombre de Jesús sigue siendo reconocido, pero es tan aterrador que este rabino preferiría ver morir a su nieto antes que ser curado en nombre de Jesús.

Los testimonios de la literatura rabínica, aunque presenten a Jesús y a sus discípulos de forma negativa, son importantes porque muestran que incluso sus adversarios reconocían la realidad de los milagros realizados por Jesús y sus discípulos.

Ir más lejos:

Thierry Murcia, Jésus dans le Talmud et la littérature rabbinique ancienne, Turnhout, Brepols, 2014.

Más información:

• Recursos disponibles en el sitio web "Judíos por Jesús ".