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Bilocations
n°309

España y Estados Unidos

Siglo XVII

María de Ágreda, el misterio de la Dama de Azul

En 1629, los franciscanos del convento de la Vieja Isleta, cerca de la futura ciudad de Albuquerque, se quedaron atónitos al descubrir a una delegación de la tribu india de los jumanos en la puerta de su casa. Los misioneros nunca se habían aventurado en esta remota región de lo que se convertiría en Nuevo México. Sin embargo, en un español vacilante, los nativos les comunicaron su ardiente deseo de que les enviaran sacerdotes católicos para bautizarlos. Los religiosos, estupefactos, les interrogaron y descubrieron que a estos paganos, que nunca habían sido evangelizados y que decían no haber tenido contacto alguno con europeos, les había enseñado el catecismo una joven de gran belleza, una occidental vestida con un abrigo azul celeste. Este detalle recordó al Superior una carta enviada recientemente por el Arzobispo de México, en la que le preguntaba si había oído rumores sobre la presencia en Nueva España de una mujer evangelizadora. Y así comienza el misterio de la Dama de Azul.

Shutterstock, TNShutter.
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Razones para creer:

  • María de Jesús hizo su profesión religiosa en 1620, y era bien sabido que la joven de dieciséis años no volvería a cruzar la verja del convento hasta su muerte en 1665, hecho del que podían dar fe toda su comunidad, su confesor y sus superiores.

  • Sin embargo, apenas María profesó, comenzaron a producirse fenómenos extraños (levitaciones, éxtasis y arrebatos), que atrajeron la atención de la Inquisición, que sospechaba de tales sucesos por temor a simulaciones o falsificaciones diabólicas. Fue vigilada de cerca por eclesiásticos acostumbrados a desenmascarar los engaños.

  • Al despertar de uno de sus éxtasis, sor María contó a su confesor, Juan Jiménez Samaniego, su futuro biógrafo, que había tenido lo que le pareció un extraño sueño que gritaba verdad. Tuvo la sensación de un viaje a la vez instantáneo y muy largo, pues tuvo tiempo de contemplar países y océanos, de sentir la alternancia de la noche y el día, y de sentir el cambio climático, antes de llegar a una región poblada por paganos a los que hablaba de Cristo, en su lengua, que obviamente desconocía.

  • Según ella, esta experiencia se repitió más de quinientas veces, antes de cesar en 1631. La joven no sabía nada de la bilocación, que permite a ciertos místicos estar físicamente presentes en dos lugares a la vez, generalmente rezando públicamente en su convento, y ocupados en diversas tareas, a veces a miles de kilómetros de distancia, donde testigos de buena fe los observan, antes de reconocerlos años más tarde.

  • La reacción de María fue notable: fiel a los consejos de la Iglesia en estos casos, empezó por contarlo todo al amparo de la confesión, sabiendo que una impostura diabólica revelada en el sacramento se desvanecería, lo que no fue el caso, prueba de que el fenómeno procedía de Dios.

  • A pesar de la exactitud de sus recuerdos, María no puede imaginar ni por un momento que ha sido transportada a aquella tierra lejana, que ella identifica como Nueva España, en América. Piensa que se está engañando a sí misma y busca pruebas. En uno de sus sueños, recuerda haber repartido entre los nativos un lote de rosarios que guardaba en su celda. Va a comprobarlo, convencida de que están en el cajón donde los guardaba, pero tras una meticulosa búsqueda tiene que enfrentarse a los hechos: los rosarios han desaparecido y no se encuentran. Comienza a preguntarse por la posibilidad de movimientos inexplicables.

  • Impresionado por la historia, uno de sus superiores, el hermano Sebastián Marcilla de Ágreda, decide averiguarlo por sí mismo. En 1627, escribió al arzobispo de México, Francisco Mansoy y Zúñiga, preguntándole si había oído hablar de una misteriosa mujer europea que evangelizaba a las tribus indias. El arzobispo recibió la carta en 1628 y transmitió la petición a las misiones. La carta llegó a Alburquerque justo cuando la delegación india llegaba a la puerta de los franciscanos.

  • En todos los interrogatorios de los indios se describía a una mujer joven con manto azul, como en el retrato de una monja de la misma orden que María, presente en el convento; precisaban, sin embargo, que la mujer de la imagen era anciana y que su visitante, muy hermosa, tenía unos veinte años.

  • No había duda de que habían recibido una educación cristiana, como lo demuestran sus respuestas correctas a las preguntas del catecismo. Explican que esta señora les indicó cómo llegar a los franciscanos, cuya existencia desconocían, y les dijo que pidieran sacerdotes para que les enseñaran y bautizaran. Poco después se les concedió su deseo.

  • Cuando los misioneros aún estaban a más de un día de camino del país jumano, se sorprendieron al ver aparecer a sus neófitos, avisados de su llegada, según decían, por la Dama de Azul.

  • En los meses siguientes, administraron más de dos mil bautismos. A partir de 1631, cumplida su misión, la Dama Azul no volvió a aparecer.

  • Uno de los franciscanos de Nuevo México, Alonso de Benavides, aprovechó un regreso a España para investigar sobre la Dama de Azul, con el pretexto de buscar personas que pudieran ayudarle a encontrar fondos para las misiones indígenas. Le hablaron de la abadesa de las franciscanas de Ágreda, apasionada por el tema, a la que parecía conocer bien y que estaba muy implicada en la ayuda a los misioneros.

  • Pero la Madre María se mostró muy evasiva cuando él la interrogó y sólo accedió a hablar de sus bilocaciones bajo coacción de sus superiores, como todos los místicos que han tenido este tipo de experiencias, de las que evitan alardear -una prueba más de la honestidad de María. Conforme avanzaban las conversaciones, el padre Alonso no podía sino estar de acuerdo con todo lo que la abadesa tenía que decir sobre la Nueva España, sus gentes, creencias, costumbres y tradiciones. Dice que sólo alguien que ha vivido allí durante años puede hablar de ello con tanta exactitud. Quedó estupefacto cuando María describió con detalle la distribución de su convento y el aspecto de sus hermanos, a los que llamaba por su nombre.

  • Los historiadores han logrado, gracias a los relatos de María, identificar con precisión los lugares a los que fue y los pueblos que evangelizó, demostrando que fue al oeste de Texas y al este de Nuevo México, visitando a los tejanos, los jumanos, los yámanas y los chillescas, entre otros.

  • Entre 1635 y 1650, María fue interrogada largamente tres veces por la Inquisición. La mayoría de estos interrogatorios se referían a las revelaciones que ella afirmaba haber recibido directamente de Nuestra Señora a partir de 1637. Sin embargo, ochenta preguntas se referían exclusivamente a las bilocaciones. No fueron objeto de ninguna acusación, ni se pusieron nunca en tela de juicio.

  • Las tribus indias conservan un recuerdo muy vivo de la Dama de Azul, que se ha convertido en materia de leyenda. Al parecer, María de Ágreda volvió a visitarlos dos veces después de su muerte, en tiempos de calamidad, en la década de 1840, cuando se la vio curando a los enfermos durante una epidemia, y de nuevo durante la Segunda Guerra Mundial.

Resumen:

María Fernández Coronel nació en Ágreda, Castilla la Nueva, el 22 de noviembre de 1602. Su padre se marchó para ingresar en los Mínimos, una rama austera de la orden franciscana, mientras su madre fundaba en la casa familiar un convento de Hermanas Franciscanas Descalzas de la Purísima Concepción. La joven y su hermana Jerónima la siguieron allí.

María Fernández Coronel, María de Jesús de Ágreda en religión, ingresó en las Hermanas Franciscanas Descalzas de la Purísima Concepción de Ágreda, su ciudad natal, en 1618 y ya no abandonó el convento hasta su muerte, el 24 de mayo de 1665. Sin embargo, la que se convirtió en abadesa en 1627 fue una de las mujeres más activas e influyentes de España.

Comenzó a escribir sus revelaciones celestiales en 1637, pero destruyó la primera versión por obediencia a su confesor, que le ordenó reescribirlas.

Publicadas en 1670, después de su muerte, bloquearon el avance de su causa de beatificación, combatida por jesuitas y dominicos a causa de sus errores teológicos -de hecho, a menudo opiniones apoyadas por los franciscanos-. Los rumores sobre fenómenos místicos en torno a ella se extendieron, pero fue sobre todo como escritora como dejó huella. Los especialistas la consideran una de las mejores escritoras en lengua española. También desempeñó el papel de confidente y consejera oficiosa del rey Felipe IV, que se enfrentaba a grandes dificultades políticas: revueltas populares, la pérdida de Portugal, que recuperaba su independencia, y la derrota en Rocroy ante las tropas francesas. Se la considera la mujer más influyente de la historia de España. A pesar de que Roma la declaró venerable en 1673, y su cuerpo incorruptible, el Santo Oficio consiguió la paralización definitiva del proceso, sentencia que nunca fue aceptada por la corona española, fiel defensora de María, que intentó incansablemente que su causa de beatificación se reabriera y llegara a buen puerto. Este papel fue asumido posteriormente por las iglesias americanas, que veneran a la Dama de Azul como una de sus evangelizadoras.

Especialista en historia de la Iglesia, postuladora de una causa de beatificación y periodista en diversos medios católicos, Anne Bernet es autora de más de cuarenta libros, la mayoría de ellos dedicados a la santidad.


Más allá de las razones para creer:

De Canadá a México, María de Ágreda es considerada una evangelizadora por derecho propio, hasta el punto de que en 2005 las Iglesias americanas, a pesar de las reticencias romanas, consiguieron que se reabriera su causa de beatificación (suspendida a finales del siglo XVII).


Ir más lejos:

María de Ágreda, Las sabatinas, diario espiritual, 2005.


Más información:

  • Juan Jiménez Samaniego, Vida de María de Ágreda, proceso ordinario de la causa de beatificación.
  • Archivos de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
  • Isabelle Poutrin, Le voile et la plume, autobiographie et sainteté féminine dans l'Espagne moderne, Casa de Velázquez, 1995.
  • La novela de Javier Sierra La Dama azuI, editorial Martínez Roca, 1998
  • El artículo de 1.000 razones para creer "María de Jesús de Ágreda transcribe la vida de la Virgen María".
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