El poema profético que anunciaba a Juan Pablo II
Cuando Karol Wojtyla se convirtió en el primer Papa eslavo de la historia, el 16 de octubre de 1978, los obispos polacos pensaron inmediatamente en el "poema profético" escrito en la primera mitad del siglo XIX por Juliusz Slowacki (1809 - 1849), uno de los más grandes poetas polacos:
"En medio de la discordia, Dios hace resonar el enorme estruendo,
A un Papa eslavo, le abre el acceso al trono de tronos,
Aquel que no huirá de la espada como este italiano,
Él, audaz como Dios, ¡se enfrentará a la espada de frente!
El mundo es polvo.
Las multitudes se agolparán y le seguirán hacia la Luz en la que habita Dios.
Él limpiará las heridas del mundo de toda su suciedad y alimañas.
Limpiará los santuarios de las iglesias y barrerá sus umbrales.
Revelará a Dios tan claro como el día.
Se necesita fuerza para devolver un mundo a Dios.
Así que aquí viene, el Papa eslavo, el hermano de los pueblos..."
Juan Pablo II en 1991 / ©CC0/wikimedia
Razones para creer:
En efecto, llama la atención que el primer Papa no italiano en siglos sea eslavo y proceda de Polonia.
Las palabras del poema también describen muy bien el coraje y el empuje especial del gran Papa Juan Pablo II, que se enfrentó a la adversidad, al mundo y al comunismo a un alto precio, con el atentado que casi le cuesta la vida y que le causó mucho sufrimiento.
También reunió a grandes multitudes, más que ningún otro hombre antes que él, con las Jornadas Mundiales de la Juventud y todos los viajes que inició.
Además podemos destacar el amplísimo y profundo magisterio que impartió al mundo, junto con el cardenal Ratzinger, quien, tras convertirse en Benedicto XVI, continuó esta labor.
Por último, son la fuerza y la energía extraordinarias movilizadas para lanzar la "nueva evangelización" las que destacan como rasgos sobresalientes de este Papa y de su pontificado.
En resumen, este poema profético es un excelente resumen de la extraordinaria acción y el extraordinario destino del santo Papa Juan Pablo II.
Resumen:
El asombroso "poema profético", escrito por Juliusz Słowacki, uno de los más grandes poetas polacos del siglo XIX, contribuyó a la expectativa de un "Papa eslavo" que vendría de Polonia.
El poema en cuestión se titula Król-Duch, en polaco, que se traduce literalmente como "Rey-Espíritu". Fue escrito en la década de 1840 y se considera una de las obras más importantes de Słowacki. El poema tiene un alcance profético y mesiánico, y muchos polacos lo han interpretado como una predicción sobre el futuro del país y de la Iglesia católica, que se cumplió cuando el cardenal Wojtyla se convirtió en Juan Pablo II, el primer Papa no italiano en siglos, el 16 de octubre de 1978.
En Król-Duch, Słowacki presenta la visión de un futuro Papa de la nación eslava, defensor de la justicia y la libertad. Este Papa es visto como guía espiritual y salvador de la Polonia oprimida. La idea del "Papa eslavo" en el poema de Słowacki se ha interpretado como un símbolo de esperanza y renacimiento nacional para Polonia, que en aquella época se enfrentaba a un difícil periodo de partición y opresión por parte de potencias extranjeras.
El poema de Słowacki tuvo una influencia duradera en el pensamiento polaco y se utilizó para alimentar el sentimiento nacionalista y mesiánico del pueblo polaco. Reforzó la idea de que Polonia tenía un destino especial y desempeñaba un papel crucial en la historia y la misión de la Iglesia católica.
De este modo, el "poema profético" de Juliusz Słowacki ayudó a dar forma a la expectativa de un "Papa eslavo" en Polonia y fue una parte importante del imaginario colectivo polaco sobre el papado y su conexión con la nación.
El poema impresionó a las multitudes, y Juan Pablo II no podía ignorarlo, ya que Slowacki, junto con Norwid, era uno de los escritores y poetas favoritos de Karol Wojtyla, y los obispos polacos estaban encantados de recordárselo justo después de su elección. Incluso se podría pensar que se esmeró en seguir al pie de la letra y en detalle el "programa" esbozado por el célebre poeta polaco, enterrado cerca de su casa de Wawel Cracovia...
Más allá de las razones para creer:
El destino de Juan Pablo II está verdaderamente ligado a la cruz de Cristo, a través de su difícil infancia bajo la dominación nazi y comunista, de la muerte de su madre, su hermano y su padre, y de todo lo que tuvo que soportar después como sacerdote, arzobispo, cardenal y Papa.
Ir más lejos:
La extraordinaria vida de Juan Pablo II se explica en este excelente documental biográfico.