Beato Francisco Palau y Quer, amante de la Iglesia

Resumen:

Francisco Palau y Quer nació en 1811 cerca de Lérida (España), en el seno de una familia modesta. Sus padres eran profundamente cristianos y fue bautizado al nacer. Desde muy joven destacó por sus brillantes aptitudes académicas. Obtuvo una beca para el seminario, donde estudió tres años, antes de rechazar el sacerdocio diocesano y optar por ingresar en el convento de los Carmelitas Descalzos de Barcelona en octubre de 1832. Recibe el nombre de hermano Francisco de Jesús María José. Fue ordenado diácono en enero de 1834.

Sin embargo, a la muerte del rey de España en 1833, estalla en España una guerra civil particularmente violenta, que enfrenta a los partidarios de su hija Isabel -nombrada en vida por el rey difunto para sucederle, con la ayuda de la regente María Cristina- con el hermano del rey Carlos. En este contexto, se adoptan medidas anticlericales y se promulga un decreto que suprime las órdenes religiosas masculinas. En julio de 1835, el convento de las Carmelitas Descalzas de Barcelona es asaltado e incendiado. François y uno de sus cohermanos fueron encarcelados, antes de ser liberados.

Fue ordenado sacerdote en abril de 1836 en su región natal, aunque seguía esperando llevar una vida conventual, lo que ya nunca sería posible. En una vida salpicada de periodos de eremitismo, trabajó como misionero apostólico, y su predicación se hizo popular. Se instala en Lérida en 1837.

Pero la violencia anticlerical continúa y, para escapar a la persecución, el padre Francisco de Jesús María José se ve obligado a exiliarse en Francia en 1840, inicialmente en Perpiñán. Se aloja a menudo en cuevas para llevar una vida eremítica inspirada en los Padres Carmelitas. Dos años más tarde, se traslada a la diócesis de Montauban. Después se instaló en Caylus, en la región de Tarn-et-Garonne, y fundó dos pequeñas comunidades con discípulos atraídos por su reputación. Se trataba de una comunidad de hombres reunidos en torno a él y una comunidad de mujeres a las que acompañaba. Pero estas comunidades fueron objeto de calumnias y sospechas, y el padre Palau se vio obligado a abandonar Francia.

Regresó a Barcelona en mayo de 1851. Al igual que sus hermanos, se vio obligado a vivir la vida de un sacerdote secular. Sin dejar de trabajar con sus hijas espirituales, en noviembre de 1851 fundó la Escuela de la Virtud, donde enseñaba los fundamentos de la doctrina cristiana para ayudar a las personas a actuar en conciencia. La Escuela tuvo un gran éxito, y al mismo tiempo escribió artículos para un periódico local sobre las actividades de la Escuela. Desgraciadamente, la situación en España seguía siendo muy turbulenta, por lo que se sospechó que la Escuela difundía ideas subversivas, y cuando estalló una huelga obrera en marzo de 1854, la Escuela fue acusada de incitar a un levantamiento popular. Las autoridades ordenan su cierre y obligan a su director a exiliarse en Ibiza. Le siguió un periodo de "noche de fe", durante el cual se dedicó a la oración, a pesar de que regularmente era incapaz de refrenar su celo apostólico en la isla. En diciembre de 1859, dirigió una petición a la reina Isabel II de España, solicitando el levantamiento de su condena y aportándole pruebas de que era infundada, que fue aceptada por real decreto en julio de 1860.

Tras una visión mística, el padre Palau comprendió su vocación. Dedicó los últimos doce años de su vida a misiones apostólicas en Madrid, Cataluña y Baleares. También asumió el papel de exorcista, lo que le acarreó contratiempos con las autoridades eclesiásticas. Al mismo tiempo, intercaló estos periodos de intensa actividad eclesiástica con periodos de retiro y se convirtió en padre espiritual de pequeños grupos eremíticos. Como el Concordato de 1851 ya no autorizaba las órdenes regulares puras, fundó órdenes masculinas y femeninas que llevaban una vida combinada de oración y apostolado. Su obra fundacional se concretó finalmente en dos congregaciones: los Hermanos Terciarios Carmelitas de la Caridad, divididos en seis comunidades entre Baleares y Cataluña, y las Hermanas Terciarias de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa entre Cataluña y Aragón. Las dos órdenes fueron reconocidas oficialmente por los superiores de los Carmelitas Descalzos en 1867, y el padre Palau se convirtió en su director, lo que supuso la culminación del trabajo de toda su vida. En 1868 funda un periódico, El Ermitano, en el que escribe sobre la Iglesia y la libertad en la sociedad. Después trabajó en la constitución y publicación de las reglas de la Tercera Orden de Carmelitas Descalzos. Murió el 20 de marzo de 1872, tras haber contraído el tifus de los enfermos, que fueron asistidos por una de sus más famosas hijas espirituales, Juana Gratias.

La rama masculina de la Tercera Orden de Carmelitas Descalzos fue diezmada durante la Guerra Civil española en 1936, pero la rama femenina sobrevivió en dos comunidades: las Carmelitas Misioneras y las Carmelitas Misioneras Teresianas. En 1987 se fundó una asociación de fieles laicos que viven según la espiritualidad de Don Palau, con el nombre de Carmelo Seglar Misionero, reconocida como asociación internacional de fieles de derecho pontificio en 1996.

Ir más lejos:

En la página web del Carmelo en Francia, la biografía de Francisco Palau y Quer.

Más información:

• Padre Palau y Quer, La lucha del alma con Dios.
• Padre Palau y Quer, Mi relación con la Iglesia.
• Un prophète de l'Église: le bienheureux François Palau, Éditions du Carmel.
• En la página web Profecías para nuestro tiempo, el artículo "Beato Francisco Palau y Quer (1811 - 1872): la misión de Elías restaurará la sociedad humana ".