Policarpo, obispo de Esmirna, discípulo de Juan y mártir

Resumen:

Policarpo de Esmirna murió mártir a principios de la segunda mitad del siglo II. El mes de su martirio, febrero, está bien atestiguado, pero el año exacto es objeto de debate, ya que las fuentes dan indicaciones divergentes. Algunos historiadores lo sitúan en los años 155-156, mientras que otros prefieren la década siguiente, durante el reinado del emperador Marco Aurelio (161-180).

En el momento de su martirio, el propio Policarpo nos dice que era discípulo de Cristo "desde hacía ochenta y seis años". Esto significa que nació en los años 70 u 80, según la fecha de su martirio, probablemente en el seno de una familia cristiana. Sus padres eran, pues, cristianos de la primera generación, y él mismo pudo beneficiarse del testimonio de los discípulos de la generación apostólica.

Este martirio se basa en varios testimonios. Lo menciona brevemente uno de sus discípulos, Ireneo, que llegó a ser obispo de Lyon, pero tenemos un relato detallado en una carta de los cristianos de Esmirna a los cristianos de la iglesia de Filomelio. Esta carta fue escrita probablemente unos meses, o incluso unas semanas, después de los acontecimientos que describe.

Las Iglesias de Asia Menor habían sufrido una gran persecución, orquestada por las autoridades políticas, y los cristianos habían sido duramente torturados. A pesar de ello, no habían renegado de su fe. Lejos de debilitar a la Iglesia, esta violencia había sido, por el contrario, un poderoso testimonio para otros cristianos, pero también para personas ajenas a la Iglesia. Tras haber matado a los fieles de a pie, los opositores esperaban detener la propagación del cristianismo golpeando a los responsables. El más importante, hasta el punto de ser conocido incluso por los no cristianos, fue Policarpo, obispo de Esmirna durante varias décadas (al menos cuarenta años).

Cuando fue buscado, no se entregó voluntariamente, sino que intentó salvar su vida. A petición de los hermanos, huyó y se escondió. Esta actitud es importante, porque entregarse voluntariamente al martirio puede considerarse un signo de orgullo espiritual, y varios cristianos que lo hicieron acabaron apostatando.

Policarpo se escondió, pero finalmente fue arrestado por los soldados tras ser denunciado. Al principio, los políticos le hablaron con respeto y le ofrecieron salvarle la vida proclamando "César es el Señor" y sacrificándose a los dioses paganos. Pero Policarpo se negó a transigir. Esta intransigencia muestra que el término "Señor" se entendía en un sentido estricto y que el señorío de Jesús no podía competir con el "señorío" de otro hombre. Viendo que no lograban convencer a Policarpo con dulzura, comenzaron a insultarle y vejarle mientras le conducían al lugar de su ejecución.

Tras entrar en la arena, el procónsul hizo un último intento de hacer cambiar de opinión a Policarpo, invocando su vejez. Abandonando incluso la petición de un sacrificio, le pidió simplemente que jurara por la fortuna del César, que maldijera a Cristo y a los ateos, que eran, para los romanos, los cristianos. Pero Policarpo sólo accedió a denunciar a los ateos, dejando claro que, para él, los verdaderos ateos no eran los cristianos, sino los que adoraban a dioses falsos. El procónsul amenazó entonces a Policarpo y le prometió un final doloroso. Pero Policarpo se mantuvo inflexible, proclamando alto y claro que era cristiano y que no podía renunciar a su fe. Cuando pasó la hora de las fieras, la multitud exigió que muriera en la hoguera. Esto no sorprendió a Policarpo, que poco antes había sido advertido en sueños de la muerte que iba a sufrir.

Se preparó la pira, con la participación activa de la multitud, y Policarpo fue atado a ella. Lejos de asustarse, se puso a rezar, dando gracias a Dios por haberle juzgado digno del martirio y expresando su fe en la resurrección. Terminó así su vida terrena alabando a Dios en medio de su calvario. Lejos de perjudicar a la Iglesia, su muerte selló el testimonio de toda una vida vivida por Cristo.

Ir más lejos:

Ignacio de Antioquía, Cartas, (traducción francesa de Th. Camelot), París, Le Cerf, 1969.

Más información:

• El relato del martirio de San Policarpo escrito por los cristianos de la Iglesia de Esmirna ya está disponible en línea.
• El sitio VaticanNews ofrece una breve biografía.
• En la web Hozana, el artículo: "San Policarpo: vida, palabras, oraciones".