Cuando Hollywood redescubre a Cristo...
A primera vista, la Cruz, "escándalo para los judíos y locura para los gentiles" (1 Co 1,23), parece incomprensible para la lógica habitual del mundo. Pero, reflexionando, comprendemos que no puede haber en la tierra un acto moralmente más poderoso y digno de Dios que el de entregar la propia vida por amor y sufrimiento para salvar al mundo, incluso perdonando a los propios perseguidores. Siguiendo esta lógica profunda, que había permanecido desconocida durante mucho tiempo, Hollywood ha descubierto con el tiempo que las películas, para ser lo más poderosas y conmovedoras posible, deben construirse sobre esta estructura crística de vida/muerte/resurrección en torno a un héroe mítico que encuentra su vocación evolucionando, enfrentándose a poderosas fuerzas contrarias, sufriendo en sus carnes y arriesgando su vida para salvar a su pueblo en una batalla final decisiva. Es asombroso comprobar que, dos mil años después, el cine ha venido a confirmar que lo más grande que se puede hacer moralmente en nuestro mundo es exactamente lo que Cristo realizó en la Tierra.
Unsplash/Venti Views
Razones para creer:
- La estructura a semejanza de Cristo de los guiones más fuertes es un tema clásico que ha llegado a ser bien reconocido e identificado por todos los profesionales del cine del siglo XX y explotado en la mayoría de los grandes éxitos de taquilla (Ben Hur, Gladiator, Avatar, La guerra de las galaxias, El Señor de los Anillos, Harry Potter, Piratas del Caribe, Matrix, Gandhi, El Rey León, Narnia, X-Men, Casablanca, Parque Jurásico, Superman, Batman, Spiderman, etc.).
- Para que la acción sea poderosa y tenga un gran valor moral, el héroe debe parecerse a Cristo al tener no sólo una misión que cumplir para su pueblo, sino también debilidades (las de Cristo son que es humano y que ama), poderosos adversarios a los que enfrentarse y grandes pruebas que superar; debe comprometerse a hacer frente a los adversarios por libre decisión, arriesgando su vida para salvar a los que ama, y que todo ello culmine en una batalla final (el "clímax"), toda una trayectoria reveladora de su vocación.
- John Truby, uno de los más famosos guionistas teorizó estos conceptos en 2008 en su obra de referencia Anatomía del guion (Anatomy of Story), identificando 7 grandes etapas y 22 pasos estructurales del guión que él recomienda para dar mayor fuerza a una historia. Sorprendentemente, incluye toda la trayectoria que Cristo llevó al extremo.
- Por el contrario, es obvio que no hay ningún valor moral especial en ser un héroe, un rey, un conquistador, un seductor o un guerrero que lo consigue todo sin esfuerzo. Nada de esto es notable ni digno de Dios.
- En resumen, sólo lo que Cristo vivió en la tierra fue moralmente extraordinario, insuperable y verdaderamente digno de Dios.
Resumen:
En sus cursos de guión, desarrollados sin ninguna lógica cristiana, John Truby explica que las películas más populares son de tipo "épico mítico", en las que el héroe salva a su pueblo encontrando su vocación. Este héroe "ha nacido para hacer algo": su destino se cumple a través de un largo y difícil viaje jalonado por múltiples adversarios, momentos que Truby denomina "visita al infierno", "momento de oscuridad", "visita a la muerte" (de la que el héroe suele escapar por los pelos) y una batalla final de la que sale victorioso: entonces regresa a casa con una revelación personal, pública o cósmica, que le proporciona una nueva visión del mundo que puede expresar a la sociedad.
El mito se basa en la idea de camino/viaje, que es la gran invención narrativa que permite evocar el cambio de carácter y la evolución del personaje en forma de metáfora: en el transcurso de su viaje, el héroe se enfrentará a toda una serie de adversarios y pruebas, antes de la gran batalla final.
Según John Truby, las 7 grandes etapas de un guión son las siguientes:
- Fantasma: la existencia de un pasado que da impulso a la historia (en el caso de Cristo, todo el Antiguo Testamento y las profecías que anuncian la llegada de un Mesías).
- Deseo: lo que pone en movimiento al héroe (el amor de Dios y de los hombres por Jesús).
- Adversarios: en las epopeyas y los mitos, el héroe tiene varios adversarios (en este caso, los líderes de los judíos, los gobernantes romanos y el diablo).
- Plan: la estrategia que utilizará el héroe para lograr su objetivo (enfrentarse al mundo y ascender a Jerusalén).
- Batalla: instigada por el adversario principal (la Pasión).
- Revelación personal: la más importante, porque es donde el héroe cambia (Cristo se convierte en el Redentor).
- Nuevo equilibrio: tras la victoria (el mundo se salva).
John Truby ha llegado incluso a identificar 22 pasos estructurales en el guión que recomienda y considera necesarios para que la historia tenga mayor fuerza:
- Existencia de una revelación personal, una necesidad y un deseo por parte del protagonista (conocimiento de su identidad como Hijo de Dios Salvador).
- Existencia de un fantasma, es decir, un contexto y un mundo anterior al relato, el universo del relato, el trasfondo, la historia de fondo (todo el Antiguo Testamento y las profecías).
- Una debilidad/necesidad del protagonista, que ayuda a lanzar la historia (un hombre sencillo, desprotegido, guiado únicamente por el amor).
- El deseo: el objetivo del héroe en la historia (la salvación de aquellos con los que se encuentra y de toda la humanidad).
- El incidente desencadenante: un acontecimiento externo que hace que el héroe determine un objetivo y pase a la acción (tras la muerte de José, Jesús sale de Nazaret como "Hijo de David", de la casa y el linaje de David).
- La presentación de los aliados: los amigos del héroe, que le ayudarán a alcanzar su objetivo, aquellos con los que puede hablar. Y la presentación de la(s) trama(s) secundaria(s): sirve para comparar la forma en que el héroe y otro u otros personajes abordan una situación idéntica (los apóstoles, sus reacciones y sus destinos).
- Introducción de uno o varios adversarios: la relación héroe/adversario es la más importante de la historia. Todo en la trama se deriva de ella. El adversario quiere impedir que el héroe logre su objetivo teniendo sus propios objetivos y valores. Debe ser fuerte y misterioso: esto lo hace más peligroso, aumenta la fuerza de la trama y atrae al público. El héroe tendrá así dos tareas: desenmascarar al adversario y derrotarlo (en el caso de Cristo, el Diablo es su verdadero adversario; algunos de los judíos, romanos o poderosos con los que se encuentra Jesús serán adversarios secundarios).
- El falso aliado-adversario: se trata de un personaje útil e interesante para la trama, porque aparenta ser un aliado, pero en realidad trabaja para el adversario. La revelación de su doble juego supone una gran conmoción (el apóstol Judas y, en menor medida, algunos allegados de Jesús, que piensan que es un loco).
- La primera revelación: en un momento dado, el héroe se entera de algo nuevo que le llevará a tomar una decisión que cambiará su deseo y su motivación. Esta revelación da fuerza a la parte central del guión; generalmente es lo que falta para aumentar el interés en la parte central de la película (muerte de Juan el Bautista, el precursor).
- El plan del héroe: es la estrategia, el método que el héroe concibe para resolver sus problemas. Pero no funciona, principalmente porque el adversario es demasiado fuerte. Este fracaso inicial obliga al héroe a hacer ajustes (intentos de predicación y demostraciones de poder para convencer).
- El plan del adversario y el contraataque principal. El héroe tiene un plan para la victoria, pero también lo tiene su adversario. En este punto de la historia, es el adversario quien tendrá la sartén por el mango: cuanto más se desarrolle su plan, más fuerte será la trama (la decisión de condenar a Jesús con motivos de acusación).
- La dinámica de la historia: es la etapa más importante, una serie de escenas en las que el héroe lleva las de ganar. Tiene que haber desarrollo, no repetición (Jesús se centra en la formación de los Doce y los Setenta y Dos).
- El ataque del falso aliado, que se dirige al héroe así: "Quiero ayudarte, pero tus métodos no son buenos" con un argumento moral. El héroe dice "no", el falso aliado dice "sí" (el falso consejo de Judas y los parientes cercanos de Jesús).
- Derrota aparente: en un momento dado, el héroe debe tener la impresión de que todo está definitivamente perdido, pero justo después, una nueva revelación le da la esperanza de que aún puede vencer. Un héroe que tiene que remontar la pendiente desde abajo es mucho más poderoso e impactante que si tuviera que seguir una curva ascendente que le condujera a la victoria. Se necesita un elemento devastador: en un momento dado, el héroe debe quedar completamente destruido y no saber si sobrevivirá. Se necesita una única derrota aparente: sólo después de tocar fondo se vuelve a subir (los apóstoles no lo entienden).
- La segunda revelación: justo después de la derrota aparente, una nueva revelación es esencial: permitirá al héroe comprender que aún no está derrotado. Su obsesión y su deseo cambiarán entonces y darán lugar a una nueva motivación que lo relanzará (la confesión de Pedro en Cesarea, pero el fracaso persistente de sus allegados para comprender las verdaderas visiones de Cristo).
- La revelación al público, pero no al héroe, en ironía dramática (oculta al protagonista pero conocida por el público). El cambio de estrategia es una etapa crucial para el guionista, para crear una relación con el héroe. Hay que establecer una cierta distancia entre él y el público, que se encuentra entonces en una posición superior, ya conocedor de la revelación personal que se avecina para el héroe. Si el público se identifica demasiado con el héroe, éste no podrá recibir esa revelación por sí mismo. Cuanto mayor sea la revelación, mayor será la intriga. Aquí es también donde el público descubre que el falso aliado es un enemigo (los demonios saben quién es Jesús, al igual que los lectores del Evangelio).
- La tercera revelación: el héroe obtiene una última información indispensable para salir victorioso. Esto le lleva una vez más a cambiar y a profundizar en su deseo y su motivación. Se da cuenta de que el falso amigo es en realidad un enemigo. Se entera de lo que el público ya sabe (Judas confirma su traición y Jesús "endurece el rostro" [Lc 9,51] -según la traducción literal- mientras se pone decididamente en camino hacia Jerusalén).
- La barrera: en este punto de la película, la presión sobre el héroe es máxima. Su espacio se reduce. Atraviesa este cuello de botella, esta puerta estrecha, bajo el azote de la muerte: la proximidad de la muerte empuja al héroe a entrar en la batalla decisiva para salvarse a sí mismo, a sus amigos, a su pueblo, a su nación y al mundo (a medida que se acerca la Pascua del año 30 d.C., es "la hora de las tinieblas" y los lazos se aprietan en torno a Cristo).
- La batalla final: aquí es donde convergen todos los personajes, todos los hilos de la acción y el espacio físico, en el espacio más estrecho posible. Tiene que haber muros alrededor de la batalla, que tiene que estar confinada. Aquí es donde la visión del autor se hace plenamente evidente para el público. Por supuesto, el enfrentamiento debe ser difícil, el héroe debe sufrir y hacer una "visita a la muerte" pero al final prevalece en una forma de "resurrección" (el mal y el odio se desatan contra el inocente Cristo, que sufre su Pasión, es conducido a una muerte verdadera y luego a una gloriosa Resurrección).
- Revelación personal: tras la victoria, el héroe se ve a sí mismo en la verdad por primera vez. Se trata de una revelación personal, psicológica y moral, que le enseña cómo tratar a los demás. Tres criterios clave: esta revelación debe ser repentina; debe ser una experiencia desgarradora; y el público debe experimentar las emociones, reconocer la sabiduría que se expresa, conmoverse e identificarse con ella (Cristo "aprendió la obediencia" a través del sufrimiento de su Pasión y se convirtió en el Redentor de la humanidad).
- Ilustrar la decisión moral: una vez que el héroe ha experimentado esta revelación personal, toma una decisión moral. Debe ser una acción que demuestre la realidad y la fuerza de la revelación personal y que tenga un impacto en su grupo, su nación o el mundo (Cristo perdona a todos: a sus allegados que le han negado y a sus enemigos que le han perseguido, así como a todos los hombres de todos los tiempos que son amados por Él sin ser todavía dignos de Dios).
- El nuevo equilibrio: todos vuelven a la normalidad, pero el héroe se encuentra en un nivel superior (o inferior) gracias a su revelación personal, en un mundo nuevo (la Redención conduce a "una Tierra nueva y unos Cielos nuevos" Ap 21,1: el mundo se salva y se abre el Cielo).
Por tanto, es bastante fácil reconocer la trayectoria de Jesucristo en casi todos estos puntos.
En las últimas décadas, otros famosos guionistas, como Syd Field (que da sus recetas en Screenplay: The Foundations of Screenwriting en 1979), Robert McKee (que creó los Story Seminars a partir de 1983), el francés Yves Lavandier (que publicó su obra de referencia, Dramaturgie, en 1994), Christopher Vogler (que en 1998, en Le guide du scénariste, definió 12 etapas, basadas enEl viaje del héroe de Joseph Campbell, publicado en 1949) y Blake Snyder (que definió 15 etapas en Reglas básicas para escribir un guión, publicado en 2005) han explicado los "imprescindibles" de las buenas historias: con algunos matices, siempre encontramos la misma lógica, con la fase de exposición, el incidente desencadenante, los distintos desarrollos de la acción y las oposiciones, "el momento en que todo está perdido", "la noche oscura del alma", el "clímax" de la batalla y la victoria final, seguidos de la "resurrección" del héroe y la resolución de las tramas secundarias.
Sólo entonces la historia es más sólida y el héroe más admirable, conmovedor y meritorio. Así es como Hollywood redescubrió poco a poco en el siglo XX la cumbre insuperable del viaje de Cristo, a la que se refieren todas las grandes películas, ya sea abiertamente (Georges Lucas no lo oculta en La guerra de las galaxias) o sin decirlo, ilustrando las palabras del Evangelio: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13)...