Amir elige a Cristo, aun a riesgo de dormir en la calle

Amir nació en Francia en 1986 en el seno de una familia musulmana. Desde muy pequeño practicó su religión con convicción. A pesar de su desaprobación, su madre lo envió a una escuela católica, con la esperanza de mantenerlo alejado de las malas compañías. Poco a poco, Jesús se le fue dando a conocer, aunque al principio Amir no se atrevía a renunciar a su religión y arriesgarse a enfadarse con su familia. Pero estaba demasiado apegado a Jesús como para dejar de ir a la iglesia con regularidad. Su familia acabó por enterarse y lo echó. Poco más de diez años después, Amir se posicionó definitivamente del lado de Cristo, renunciando a su familia, que nunca le había perdonado.

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Razones para creer:

Desde niño, Amir mostró la mejor disposición hacia el Islam: asiduo y celoso de su fe, gritó herejía y se rebeló cuando sus padres lo matricularon en una escuela católica.
Profundamente anticristiano, se sentía incómodo ante los crucifijos que le rodeaban, un malestar que ahora ve como la oscuridad frente a la luz.
Durante sus estudios en la enseñanza católica, se sintió conmovido por los cristianos que conoció. Empezó a tener dudas, aunque "en el islam no hay lugar para la duda" dice.
Sorprendentemente, en una clase de catecismo, sintió un fuerte deseo de interpretar a Jesús en una obra evangélica. Los profesores se mostraron reservados, pero sus compañeros le apoyaron, para sorpresa de todos. Amir interpreta ahora esto como una fuerte llamada de Dios y como una profecía.
A pesar de seguir practicando el Islam, en el fondo siente que Jesús es más que un profeta: no puede explicárselo, pero su corazón está profundamente unido a él.
Durante un momento de oración en la iglesia, el pastor relata públicamente toda la vida de Amir y anuncia las pruebas que se avecinan, sin que Amir ni nadie le haya dicho nunca una palabra sobre su viaje. Amir ve en ello una nueva señal de aliento del cielo.
Esta y otras señales permitieron a Amir elegir a Cristo, aunque una de las consecuencias de esta elección fue la ruptura con sus padres, que le dijeron que se fuera de casa porque persistía en su deseo de hacerse cristiano. Por aquel entonces sólo tenía dieciocho años.
Cuando sus padres descubrieron la verdad, le dieron un ultimátum. Amir no lo dudó ni un segundo: eligió abandonar la casa de sus padres y arriesgarse a acabar en la calle por Cristo.

Resumen:

Amir nació en Francia en el seno de una familia norteafricana que ha practicado la religión islámica durante generaciones y cuya fe está firmemente arraigada en el profeta Mahoma. Es el mayor de los hermanos, seguido de dos hermanas. Como tal, su madre ya le ve "llegar lejos en la religión". Cuando cumplió su primer ayuno a los seis años, con motivo del Ramadán, su madre gritó victoria y vio en ello una señal de que se convertiría en imán. Amir practicó su religión con fe y celo, siendo asiduo en sus oraciones y observando el ayuno del Ramadán siempre que podía.

En vísperas de empezar la secundaria, su madre decide matricularlo en una escuela católica para mantenerlo alejado de los problemas. Indignado, Amir se opone: ¿no es el cristianismo una herejía, como siempre han afirmado sus padres? ¿No es totalmente hipócrita ser educado por herejes? Rodeado de crucifijos, a los que su madre le había inculcado el miedo, Amir comienza su escolarización en este establecimiento privado donde se ve privado de sus amigos, que se burlan de él diciendo que va a unirse a las monjas. Cuando le dicen que va a ir al catecismo -una asignatura que ni siquiera sabía que existía-, su madre le dice que no se preocupe, que aprenderá la historia de los profetas y la palabra de Dios.

A pesar de algunos profesores racistas y de la injusticia que a veces sentía, Amir tuvo una escolarización excelente, animado por la mayoría de sus profesores. Le impresionaban la dulzura y la amabilidad de las ancianas que le enseñaban el catecismo, que le conmovían más que la lectura de los Evangelios. Percibió su gran bondad y su verdadera encarnación de los Evangelios. Su comportamiento virtuoso hacia él era una encarnación perfecta de la Palabra de Dios. En quinto curso, cuando la clase organizaba una obra de teatro que representaba un episodio de los Evangelios, Amir ansiaba interpretar el papel de Jesús. Los profesores se opusieron para no disgustar a la familia. A pesar de ello, los compañeros de Amir se movilizan para apoyarle en el papel de Jesús, pero al final no se lo dan.

Poco después, Amir ve la película Jesús de Nazaret, de Franco Zefirelli. Quedó conmocionado. A pesar de todo, Amir siguió practicando el islam, rezando sus oraciones y observando el Ramadán. Sin embargo, Dios está en su corazón y, aunque no se lo dice a nadie, en el fondo está convencido de que Jesús no es sólo un profeta.

Así pasó toda su vida escolar, hasta el último curso de bachillerato. Luego, cuando alcanzó la mayoría de edad, Olivier, un amigo de la infancia, volvió a él. Olivier, evangélico, empezó a hablarle del versículo de Jeremías: "Antes de que entraras en el vientre de tu madre, ya te conocía. Antes de que nacieras, te elegí para que me sirvieras" (Jer 1,5). Ante esta lectura, Amir sintió la presencia de Dios, la misma que había sentido en sus primeros años de catequista. Olivier le invitó a casa de un pastor, donde, al entrar, se estaba proyectando la película de Zefirelli que tanto apreciaba. Lo vio como una señal.

Sin embargo, demasiado apegado a sus padres y a sus tradiciones, no se atreve a abandonar el Islam. Se lo comunica a Olivier y a su pastor, Benito, que le aseguran sus oraciones. Además, Amir sigue en el liceo y depende de sus padres. Rechaza sistemáticamente las invitaciones de su amigo Olivier para ir a la iglesia. Luego, al cabo de unas semanas, acude espontáneamente, y queda sobrecogido por la presencia de Dios que siente de nuevo, en medio de esas personas que rezan con convicción y sinceridad, un ardor que nunca vio en el Islam. Poco después, rezó a Jesús para que le diera fuerzas para soportar las pruebas que le esperaban. Sintió que Jesús le apoyaba y le tranquilizaba, recordándole que era Jesús quien había venido a sacarle de su estado. Sintió que sus cargas se aligeraban y que la paz le invadía.

Acepta entonces la misión que se le encomienda, "como María en la Anunciación" y comienza a asistir a la iglesia todos los domingos. Fue allí donde el pastor, un día, explicó a todos la historia de la vida de Amir, animándole en la prueba que le esperaba. Pero Amir nunca le contó nada al pastor.

Pero sus padres empezaron a sospechar algo cuando vieron que su comportamiento había cambiado y que todos los domingos llegaba a casa bien vestido. Su madre registró su habitación, encontró una Biblia y algunos apuntes bíblicos, y lo tiró todo. Le miró fíjamente y le pidió que eligiera: "Si quieres seguir con el cristianismo, tendremos que separarnos, pero si quieres entrar en razón, siempre estaremos aquí para ti". Le dio tres días para pensárselo. Amir no necesitó esos tres días y, pasado el plazo, volvió con su madre. Le dijo que su decisión estaba tomada y que su madre era en parte responsable de que fuera a un colegio católico. Dio las gracias a su madre por haberle introducido en el cristianismo y fue expulsado de su casa.

Amir sólo tenía dieciocho años. Continuó en la escuela, pero suspendió el bachillerato al final del curso. Fue acogido por una familia cristiana, que lo trató como a un hijo. Al cabo de cinco o seis meses, sus padres, llenos de remordimientos, quisieron recuperarlo. Volvió a casa y sus padres intentaron ganárselo cambiando su comportamiento. Como nada funcionó, volvieron a echarlo. Comienza entonces un periodo de vagabundeo entre albergues para indigentes, pisos compartidos y trabajos precarios. En la iglesia, Amir es cada vez más consciente del racismo. La comunidad negroafricana es mayoritaria y sus miembros viven entre ellos. Él era el único norteafricano y se sentía aislado, sospechoso por los feligreses de espiar para el Islam. Pasó por un periodo difícil social y económicamente, y finalmente regresó a casa de sus padres. Volvió a practicar el Islam, aunque Jesús estaba en su corazón. Empezó a relacionarse con salafistas, en contacto con los cuales no se sentía condenado al ostracismo, y redescubrió una apariencia de fraternidad. Pero poco a poco sintió una fuerte tristeza: desgarrado entre su religión musulmana, que se obligaba a practicar, y su ardor por Jesús, se sentía desgarrado por dentro. Confesó al Señor su deseo de arrepentirse, porque no podía seguir viviendo en esta hipocresía.

En 2014, conoció a un hermano cristiano y volvió a la iglesia. Hizo un acto de arrepentimiento y escuchó: "Vayas donde vayas, siempre te alcanzaré". Poco a poco, Amir se dio cuenta de que lo más importante era su relación con el Señor, que las personas son falibles y que se había equivocado al juzgar a la iglesia y abandonarla tras sufrir el mal comportamiento de los feligreses. Recuerda las palabras sobre las ovejas en medio de lobos. Al final, sólo Dios es paciente, lleno de amor y misericordia.

Amir tenía entonces veintiocho años. Desde entonces, se ha bautizado y nunca ha renegado de Cristo. Sus padres nunca han vuelto a ponerse en contacto con él.

Camille Mino di Ca acaba de bautizarse y convertirse a los cincuenta años. Apasionada de las historias de conversión y de la vida de los santos, escribe para Hozana y otras publicaciones. Escribe biografías, poesías y canciones.

Más allá de las razones para creer:

Las hermanas catequistas que Amir conoció durante su etapa escolar desempeñaron un papel importante en su conversión, porque supieron encarnar los valores de los Evangelios.

Ir más lejos:

Página web de Mission Ismérie, asociación católica que anuncia la Buena Nueva de Cristo a todos y ayuda a quienes desean convertirse en cristianos dentro de la Iglesia, en particular a los de origen musulmán.

Más información:

Película Jesús de Nazaret, de Franco Zefirelli, ITC Entertainment, 1977.
Adrien Candiard, Comprendre l'islam - ou plutôt : pourquoi on n'y comprend rien, Flammarion, 2016.